Las aptitudes de pintor nacieron con él, a los 8 años formó parte de las escuelas populares de arte en el barrio esteliano Oscar Gámez N°1; sus primeros motivadores fue un grupo de jóvenes que llegó a pintar con el objetivo de recrear los momentos históricos de la Revolución.
Julio César Moreno Aguirre dice que su primer dibujo fue el de la Insurrección del 14 de abril de 1978. Tiene más de 30 años de pintar murales, pero su obra emblemática es La Veranera, ubicada en la pared de la vivienda de doña Susy Díaz en el barrio Orlando Ochoa en el Diamante de las Segovias.
Es una pintura que ha acaparado la atención de turistas nacionales y extranjeros quienes en ningún instante han dejado de postear fotografías de la obra en las diversas redes sociales reconociendo el trabajo de Julio y promoviendo la visita a Estelí.
Julio asegura que ya perdió la cuenta de cuántos murales ha pintado, su trabajo más reciente –La Veranera- lo llena de orgullo porque lo hizo poner los ojos en algo importante para el ser humano: la naturaleza.
Las paredes de diversos países centroamericanos, Irlanda, Holanda, España, Canadá y Alemania han servido de lienzo a Julio.
Publicaciones periodísticas nicaragüenses refieren que en Estelí hay más de 300 murales (reconocida mediante Ordenanza Municipal del 2004 como Ciudad del Muralismo) con temáticas de medioambiente, cultura, literatura y la Revolución.
Su “otra” vida
Julio está casado con Marlyn Cornavaca Torrez, es papá de dos niñas, asegura que su familia es su principal motor para levantarse cada día, exponer sus ideas al Creador y emprender hacia la Casa de Cultura Leonel Rugama donde imparte sus conocimientos a niños, jóvenes y adultos.
Se considera un promotor de la cultura y el turismo nicaragüense al inculcar -mediante la pintura- valores históricos y naturales.
Samara Cristal Moreno Cornavaca es una de las receptoras de sus conocimientos, es su hija y tiene 13 años, “estoy orgullosa porque es un papá sensible, genial, siempre me ha apoyado en todo lo que necesito, de él aprendí a socializar con los niños”, comparte una tarde en el taller de la Casa de Cultura.
En nuestro encuentro Julio hablaba con especial brillo en sus ojos al referirse a su familia, aunque él ha marcado la historia de la pintura en Nicaragua, Marlyn junto a sus hijas es quien lo marca a él.
“Una persona importante que ha marcado mi vida es mi esposa, una chavala que conocí en el proceso del muralismo, ha sido quien me ayuda a enseñar, la persona que hace que todo tenga sentido, es quien me alienta a seguir en esto”, sonríe tímidamente.
Coralia García, es otra artista esteliana, tiene 40 años, creció junto a Julio y otros artistas.
Ella da fe que Julio “es una persona muy humilde, viene de una familia trabajadora, con grandes valores, es solidario, respetuoso, honesto, siempre trata de ayudar a las demás personas con su conocimiento, su experiencia y continuamente está abierto a nuevas oportunidades”.