Las fiestas de San Jerónimo en Masaya, Nicaragua, son una celebración de cultura, color y fe, convirtiendo a la ciudad en un lugar ideal para gozar de una festividad singular.

Durante más de 80 días (desde finales de septiembre hasta diciembre), la ciudad de las flores vibra con fervor y tradición, mientras feligreses y visitantes honran a “Tata Chombo”, el querido santo patrón de Masaya.

Este evento religioso y popular es considerado uno de los más largos de Nicaragua, combinando elementos de espiritualidad y folclor que destacan la riqueza de las tradiciones nicaragüenses.

Año tras año, Masaya se transforma, decorada con intensos colores, sonidos de marimbas, chicheros y danzas típicas tradicionales. Las calles se llenan de devotos, turistas y locales, todos unidos en un ambiente festivo y acogedor.

Procesión de San Jerónimo

El fervor de la feligresía se refleja en la solemne procesión de San Jerónimo, donde miles de personas acompañan la imagen del santo por las principales calles, mostrando agradecimiento y realizando peticiones.

Entre las procesiones más destacadas están las del 30 de septiembre y el 7 de octubre, conocidas como “El Tope de los Santos”. Las imágenes de los santos patronos llegan a rendir homenaje a San Jerónimo, creando un espectáculo lleno de color, fe y devoción.

Baile de Negras y Torovenado

Baile de Negras

El Baile de Negras es una de las expresiones culturales más emblemáticas de la festividad, combinando humor, sátira y crítica social a través de la danza, la música y disfraces.

Por su parte, el Torovenado es una comparsa folclórica única, en la que participan toros y enmascarados. Este satiriza situaciones sociales y es una forma de expresión profundamente enraizada en la historia de Masaya.

Los Agüizotes

Agüizotes

Celebrado el último viernes de octubre, Los Agüizotes complementan las festividades de San Jerónimo. Durante esta actividad, personas disfrazadas de figuras fantasmales y personajes de leyendas populares —como La Cegua, La Carreta Nagua, El Cadejo y otros— recorren las calles en un desfile nocturno, evocando las creencias y mitos que forman parte de la identidad nicaragüense.